Tema 8: El disfruto del viaje: un juego entre la imaginación y la realidad.

CIUDADES INVISIBLES”, de I. CALVINO.  CAPÍTULO V.
        Como el mismo autor escribe en la nota preliminar, Las ciudades invisibles es una serie de relatos de viaje que Marco Polo hace a Kublai Kan, emperador de los tártaros. Las ciudades son todas inventadas y se enmarcan en capítulos cortos, cada uno de ellos precedido y seguido de una reflexión y comentario de los dos personajes. El libro se convierte así en una discusión sobre la ciudad moderna, en un poema de amor a las ciudades. Las ciudades son conjuntos de memorias, deseos, signos de un lenguaje, lugares de trueque de palabras, deseos y recuerdos.
Para este resumen elijo el capítulo V por ser el que Calvino considera “la zona más luminosa del libro”.
Comienza el capítulo con la reflexión del Gran Kan al observar su imperio, un imperio recubierto de ciudades que pesan sobre la tierra y los hombres: ciudades abarrotadas, sobrecargadas, complicadas, hinchadas,…Le cuenta a Marco que soñó con Lalage, una ciudad de pináculos afinados a la que la luna había otorgado el privilegio de crecer en ligereza.
“Las ciudades sutiles”. Ottavia, ciudad-telaraña construida en el vacío entre dos montañas en la que todo cuelga de una red. Suspendida en el abismo, la vida de los habitantes es menos incierta que en otras ciudades.
“Las ciudades y los intercambios”. Ersilia, ciudad en la que las relaciones de sus habitantes se representan con hilos desde los ángulos de sus casas que van del blanco al negro según el tipo de relación. Cuando los hilos impiden el paso, los ciudadanos se van y crean Ersilia en otro lugar, dejando sólo las telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma.
“Las ciudades y los ojos”. Baucis, ciudad sostenida por finos zancos entre las nubes a la que se accede por unas escalerillas. No se sabe si sus habitantes viven así porque odian la tierra, porque la respetan y por ello evitan su contacto o porque la aman tal y como era antes de que ellos llegaran.
“Las ciudades y el nombre”. Leandra, ciudad protegida por dos tipos seres diminutos y numerosísimos: los Penates, seres que acompañan a los habitantes de las casas allá donde vayan y los Lares, dioses del hogar que permanecen en él. Éstos se relacionan entre sí y discuten por la propiedad de Leandra, que cada uno se atribuye a su grupo. Siempre critican lo que ocurre en la familia y  hacen pronósticos de futuro, los Penates desde la perspectiva de los habitantes, y los Lares sobre el ambiente y la casa.
“Las ciudades y los muertos”. Melania, ciudad en cuya plaza siempre existe un diálogo, protagonizado por unos interlocutores que van siendo sustituidos por otros a medida que mueren, distribuyéndose los papeles en cadena cuando entra un nuevo personaje en escena. A veces un mismo interlocutor representa varios papeles o un papel se multiplica. Con el paso del tiempo los papeles se van modificando y el diálogo cambia, aunque sus personajes viven vidas tan breves que no se percatan.
Finaliza el capítulo con otro diálogo en el que Marco Polo describe a Kublai Kan un puente piedra por piedra. Kan muestra interés por el arco y su sujeción, y no por las piedras a lo que Marco contesta que sin piedras no hay arco.
Me parece muy interesante la idea que se recoge en este capítulo sobre la huella que dejamos en nuestro paso por las ciudades y por la vida, la ecológica, las relaciones entre las personas y los papeles que representamos.

0 comentarios:

Publicar un comentario