Tema 5: La Expresión Plástica en el proceso del desarrollo de la Inteligencia Emocional.

¿Cómo educar las emociones? La inteligencia emocional en la infancia y la adolescencia.” BISQUERRA, R. (Coord.).
Este libro, aunque destinado en primer lugar a los niños enfermos del Hospital Sant Joan de Déu, ofrece a la sociedad en general y a los profesores y padres en especial, información sobre cómo desarrollar las competencias emocionales de los niños y adolescentes.
Las emociones se definen como el motor que llevamos dentro, que nos mueve y nos empuja a vivir. La reacción emocional es un mecanismo mecánico o inconsciente diseñado para la supervivencia biológica, mientras que las sensaciones conscientes que nos provocan estas reacciones emocionales son los sentimientos. Un pilar básico de las emociones es la curiosidad, mecanismo innato que nos lleva a la exploración, y que debemos saber despertar en nuestros alumnos para mejorar nuestra labor docente («neuroeducación»). El estrés es un gran enemigo de la emoción, la curiosidad y la atención en los niños. El ejercicio físico aeróbico ayuda a reducirlo, y mejorar nuestras capacidades cognitivas.
Según Goleman, la inteligencia emocional consiste en la habilidad para conocer las propias emociones, manejarlas, motivarse a sí mismo, reconocer las emociones en los demás y establecer relaciones sociales positivas. En torno a estos o parecidas habilidades se crean una serie de competencias emocionales que todo individuo debería desarrollar para su bienestar y que conforma lo que se denomina la educación emocional, proceso educativo que es además continuo y permanente. Las aplicaciones de la educación emocional son múltiples: mejora de la comunicación, resolución de conflictos, toma de decisiones, prevención inespecífica, tolerancia a la frustración, etc. Desarrolla la autoestima y la capacidad para adoptar una actitud positiva ante la vida que redunda en innumerables beneficios expuestos a lo largo de todo el texto.
Aunque puede y debe aplicarse en cualquier contexto vital, la educación emocional es especialmente necesaria en el contexto familiar y el escolar. En el primero porque los fuertes lazos emocionales entre padres e hijos hacen necesarios que ambos sean emocionalmente inteligentes para mejorar las relaciones de convivencia. Los padres debemos en primer lugar conocer nuestras propias emociones para poder enseñar a nuestros hijos a conocer las suyas, identificarlas, nombrarlas y más adelante regularlas o modificarlas si es necesario. Hay que conocerse a sí mismo para después conocer a los demás o ser capaz de empatizar.
De igual forma, un profesor emocionalmente inteligente sabrá transmitir a los alumnos estos conocimientos, ya sea por explicación de los mismos o por imitación, como referente inmediato de sus alumnos que es. En este apartado se dan pautas prácticas para trabajar la educación emocional en el aula.
A nivel estatal, la educación emocional que una población recibe repercute también en su bienestar o felicidad como país. Existe un interés creciente en este tema aunque no son muchos los programas que se han llevado a cabo a nivel mundial. Se resalta la importancia de la evaluación para poder reformar y mejorar las prácticas educativas. Hasta el momento, es en Europa donde más se ha investigado y puesto en práctica programas de educación emocional que demuestran que la inteligencia emocional puede mejorar a través de una intervención educativa adecuada y sobre todo, cuando se involucra a toda la comunidad educativa.
La experiencia en Nueva York demuestra lo importante que es el aprendizaje social y emocional para tener éxito profesional, y en la vida en general, superando incluso la importancia del coeficiente intelectual. Este aprendizaje se basa en la autoconciencia, el autocontrol, la conciencia social, las habilidades de relación y la toma de decisiones responsable, competencias adquiridas en un entorno propicio, motivador y dotado del suficiente apoyo. Destaca la importancia de la práctica contemplativa para conseguir estos objetivos.
En el Reino Unido, el programa SEAL, conjunto de procedimientos y materiales organizados y estructurados en el currículo, sigue una línea parecida en educación emocional y ha logrado notables éxitos a lo largo de los años en los que se ha impartido. Abarcan cinco competencias en dos áreas: la intrapersonal (autoconciencia, regulación y motivación) y la interpersonal (empatía y habilidades sociales).
En España, casi todo lo que hasta ahora se ha avanzado en educación emocional ha sido en Cataluña y todavía de un modo muy téorico. Es una innovación de los últimos 15 años pero el interés va en aumento.
En la institución SEK, se está aplicando un programa de Aprendizaje Social y Emocional, cuyo primer paso es la formación del profesorado, que está dando buenos resultados en rendimiento escolar, niveles de bienestar, etc.
De todo lo visto se infiere que merece la pena aplicar programas educativos que desarrollen la educación emocional en los niños desde edades muy tempranas para su completo desarrollo personal éxito en la vida.

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